No es para RELAJARSE, como muchos piensan, aunque uno sí se siente más relajado.
No es para VIVIR MÁS PRESENTE, aunque sí facilita que vivas más presente.
No es para PARAR LA MENTE, aunque sí ayuda a apaciguar el flujo de pensamientos.
No es para CONECTARSE CON LO ESPIRITUAL, aunque sí apoya que esto se pueda dar.
No es para GANAR SALUD, aunque sí activa ciertos procesos fisiológicos y psicológicos que indiscutiblemente favorecen nuestra salud.

Habiendo desmitificado el propósito de practicar meditación ¿entonces para qué medito?

Las grandes tradiciones de sabiduría y mi experiencia misma, hablan de sentarte a meditar para no obtener nada, sin búsqueda ni objetivo.

Y tansolo el simple acto de parar y sentarse a observar, paulatinamente, te permite obtener una comprensión más profunda de la vida, pudiendo, por instantes, VER la naturaleza de quién eres, de tu entorno, de tus relaciones, de lo que te preocupa y de lo que deseas.

La meditación es para entregarse a la experiencia de ser para dejar de ser, observando la multiplicidad y reconociendo el UNO en ella, entrar en la nada para sentirte parte del TODO.

Y aún diciéndoos para qué es, no me creáis ni un poquito. Seguro que tampoco es para todo eso que mi pequeño YO desea alcanzar.

Mi propuesta es que la practiquéis y lo descubráis por vosotros. Y si os apetece, una servidora os acompaña.