Comer comemos. Todas las personas dedicamos un tiempo a comer. Es una necesidad básica del ser humano que nos proporciona energía y placer.
¿Pero cuanta atención dedicamos al acto de comer?
¿Somos conscientes de cómo repercute comer viendo la tele o leyendo los mensajes de whatsapp?
¿O mientras mantenemos una discusión? ¿O mientras le damos vueltas a algo en la cabeza?
¿Cuan alejados estamos realmente del plato de comida en ese momento?
La manera en la que ingresa el alimento en la boca y baja al estómago debería verse como un acto sagrado.
Para el Ayurveda, la acción de comer es vista como un acto espiritual, pues a través de ella se desarrolla un proceso alquímico de trasformación de la materia en energía (durante la digestión).
Lo de fuera pasa al interior formando lo interior.
Además, según el Ayurveda, la digestión empieza en la boca. En sánscrito hay un término para ello: rasa. Significa a su vez sabor y también emoción, pues de alguna manera están relacionados a través de cómo impacta éste en el cerebro.
La próxima vez que tengas hambre y te dispongas a comer, haz un experimento: Prueba a hacerlo sin más estímulo sensorial que el que conlleva saborear y tocar.
Estate presente en ese momento y en ese lugar a través del sabor y de la textura del alimento en tu lengua, paladar y en las manos si no utilizas cubierto.
¿Cómo es la sensación?
¿Qué te ocurre emocionalmente?
¿Notas cómo tu cuerpo se calma y recupera a cada bocado?
¿Te apetece continuar comiendo si ya te sientes llena?
Muchas personas comiendo de esta manera son capaces de saber cuando necesitan parar sin saciarse, además de que éste proceso favorece el buen funcionamiento de su sistema digestivo, por lo que digieren mejor y tienen menos problemas de este tipo.
El acto de comer es una ofrenda al cuerpo en agradecimiento por permitirnos llevar a cabo nuestro proyecto de vida. ¿Por qué no regalarle momentos de atención especiales?
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